El cadáver de Hitler nunca se encontró y no hay ninguna prueba concluyente de que muriera en Berlín.
Esto ha sido el origen de diferentes historias y de muchos rumores
sobre una pregunta que millones de personas se han hecho y aún hoy se
hacen: ¿Escapó Hitler de Berlín?
La versión oficial siempre ha sido
que se suicidó, junto a su esposa Eva Braun, en el bunker de la
Cancillería de Berlín, Hitler de un disparo y Eva Braun tomando cianuro.
También existe un libro titulado Yo quemé a Hitler (Ich habe
Adolf Hitler verbrannt), escrito por Erich Kempka. La historia oficial
del suicidio de Hitler se fundamenta en los testimonios contradictorios y
parciales de tres hombres de la SS, que estuvieron a su servicio
durante una década y quienes afirmaron haber visto su cadáver.
El jefe del consejo americano en la revanchista parodia de juicio de Nürnberg, Thomas J. Dodd dijo: "Nadie puede decir que [Hitler] esté muerto".
El General Mayor Floyd Parks, comandante general del sector americano
en Berlín, añadió que él mismo se encontraba presente cuando Zhukov
entraba en Berlín, y éste declaró que pensaba firmemente que Hitler
podría haber escapado. Lt. Gen. Bedell Smith, jefe del Estado Mayor del
general Eisenhower en la invasión sobre Europa, y más tarde, director de
la CIA, declaró públicamente el 12 de octubre de 1945: "Ningún ser humano puede decir de forma concluyente que Hitler esté muerto".
Por el contrario, el esoterismo del Tercer Reich sostiene que Hitler nunca murió en Berlín, sino que huyó y murió a una edad avanzada.
Desde el fin de la Segunda Guerra
Mundial se han presentado al público varias fotografías del supuesto
"cadáver de Hitler"; en algunas aparece quemado y en otras sin lesiones
aparentes. Resulta bastante raro y contradictorio el hecho de que
algunas de las imagenes hayan sido fotografiadas, según la versión
oficial, por los mismos alemanes que, según esta versión oficial,
intentaban hacer desaparecer el cuerpo del Führer para esconder su
muerte. ¿Se trataba de dejar "pruebas" falsas que hicieran creer en la
muerte de Hitler en Berlín?
Tras el fin de la Segunda Guerra
Mundial, aparecieron muchas informaciones, a veces contradictorias,
sobre el destino de Hitler. Algunos periódicos publicaron cosas tan
dispares como que Hitler estaba escondido en un monasterio de budistas
tibetanos, que había huído a España o que utilizó un submarino para
llegar a Suramérica o a la antartida
Según el escritor Patrick Burnside,
Hitler sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial, se evadió de Berlín en un
avión jet y desde Noruega se embarcó con sus seguidores en un convoy de
U-Boote viajando hasta la costa patagónica de la Argentina, donde, en
la falda de los Andes, vivió tranquilo por casi 15 años. Sólo en la
Argentina hubo cuatro testigos que afirmaron que se toparon con Hitler
entre los años 1945 y 1957.
Por otro lado, Stalin nunca creyó que
Hitler muriera en Berlín. Tras la guerra, en la famosa Conferencia de
Potsdam con Churchill y Truman, le informó a su colega americano que
Hitler había escapado. Cuando el presidente americano Truman le preguntó
a Stalin si Hitler estaba o no muerto, Stalin respondió: "No. El
mariscal Gregory Zhukov, cuyas tropas ocuparon Berlín en 1945, declaró
después de una concienzuda y larga investigación: 'No hemos encontrado
ningún cadáver que pudiera ser el de Hitler'".
También es significativo el hecho de
que los norteamericanos interrogaran durante muchas horas al almirante
Dönitz, el almirante de la flota alemana de submarinos, repitiéndole
insistentemente la misma pregunta: ¿A donde ha llevado Vd. a Hitler?
También las tripulaciones de algunos submarinos alemanes, que se
rindieron pocos días tras el fin de la guerra, fueron interrogados sobre
"el escondite de Hitler".
Y los aliados preguntaron a Dönitz con razón, puesto que el mismo Dönitz había declarado durante la guerra lleno de orgullo: „Die
deutsche U-Boot Flotte ist stolz darauf, daß sie für den Führer in
einem anderen Teil der Welt ein Shangri-La gebaut hat, eine
uneinnehmbare Festung“, cuya traducción fiel es: "La flota
alemana de submarinos está orgullosa de haber construido para el Führer,
en otra parte del mundo, un Shangri-La, una fortaleza inexpugnable".
En la década de los 50 corría el rumor de que Hitler había conseguido escapar a una base secreta del III Reich en el Polo Sur . En 1952 Dwight D. Eisenhower dijo: "Hemos
sido incapaces de descubrir ni una sola evidencia que pruebe la muerte
de Hitler. Mucha gente cree que Hitler escapó de Berlín".
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Los aliados permitieron que fuera el
Ejército Rojo el que asediera y tomara finalmente Berlín. Una victoria
completa hubiera significado la captura de Hitler, a quien Stalin quería
vivo, como traidor del pacto de no-agresión que ambos firmaron en 1941.
A un batallón especial de la Smersh se le ordenó tal captura
pero cuando llegaron al búnker, sólo encontraron los cadáveres de
Goebbels, su mujer Magda y sus seis hijos, todos envenenados con cianuro
para evitar su captura por las tropas soviéticas.
El coronel W. J. Heimlich, anterior
jefe de los servicios de inteligencia de los EE.UU. en Berlín, declaró
que él estaba a cargo de determinar lo que le había pasado a Hitler, y
tras una cuidadosa investigación, su informe decía: "No hay evidencia que pruebe la teoría del suicidio de Hitler". También afirmó que: "En base a la presente evidencia, ninguna empresa de seguros de vida en Estados Unidos pagaría la prima por Adolf Hitler".
El juez del proceso-parodia de Nürnberg Michael Mussmanno publicó en su libro Diez días para morir: "Rusia debe aceptar la culpa de que Hitler no muriera en 1945".
Sin embargo, Mussmanno declaró que él había entrevistado al camarero
personal de Hitler, a su chófer, sus dos secretarias, pilotos,
generales, etc., y todos estaban perfectamente de acuerdo en una cosa:
Hitler se suicidó.
Dos días después de que los
soviéticos tomaran Berlín, no hallaron en el búnker ni a Hitler ni sus
restos. Más tarde, hallaron un cadáver cuyo rostro era casi idéntico al
de Hitler. Lo cotejaron con fotos, midieron su estatura y parecía él.
Sin embargo, hicieron firmar en un papel al personal que quedaba en el
búnker si el cadáver hallado correspondía al del Führer. Al final
resultó ser el de un doble de Hitler.
Los rusos
alegaron haber descubierto, en su momento, varios cuerpos medio
enterrados con las características de Hitler, los llamados
"Doppelgänger" del Führer. Algunos creen que tenía varios de estos
"dobles" y que uno de ellos fue el que murió en el famoso atentado
explosivo en su contra en 1944, del que Hitler "sobrevivió
milagrosamente", según se dijo.
El oficial soviético Anatoli
Klimenko, por ejemplo, uno de los principales encargados de la toma del
Reichstag el 9 de Mayo de 1945, declaró que el cadáver supuestamente
perteneciente a Hitler calzaba medias tejidas de lana, que el Führer
siempre se negó a utilizar en vida, pues las detestaba.
Por su parte, el mariscal Zhukov negó
públicamente la versión oficial rusa de haber encontrado con seguridad
el cuerpo de Hitler. Sobre el verdadero paradero de Hitler, declaró: "Mi opinión personal es que se encuentra en algún punto de Europa, tal vez en España".
Hitler, un hombre sumamente
inteligente, podría haber orquestado un gran montaje sobre su muerte, si
así lo hubiera deseado. Al fin y al cabo, era el Führer de Alemania y
tenía todos los medios y recursos a su alcance para hacerlo. Por eso, de
haber efectivamente escapado, es verosímil que creara un mito sobre su
destino, con el fin de evitar que nadie pretendiera buscarle. Algunos
autores hablan de que el supuesto cadaver que se quemó en Berlín era
realmente el de uno de sus dobles. Las declaraciones de los testigos que
afirmaron haber quemado su cadáver podrían o bien estar equivocadas
(quemaron un cadaver, pero ¿el de Hitler?) o bien ser falsas, mintiendo
por el Führer. Es incluso posible que se aleccionara a todas las
personas susceptibles de ser interrogadas al respecto sobre lo que
debían declarar, y también es posible que se les hiciera creer
premeditadamente a todos ellos que Hitler se suicidó. Estas sospechas se
basan fundamentamente en el hecho de que, aunque la historia del
suicidio al principio sonaba convincente, no se puede olvidar que todos
eran absolutamente partidarios y fieles a Hitler.
El que fue secretario de estado de EE.UU. Jimmy Byrnes, en su libro Frankly Speaking, escribe: "Cuando
estaba en Potsdam en la reunión entre americanos, británicos, rusos y
franceses, Stalin dejó su silla para brindar conmigo, cuando le pregunté
sobre su teoría acerca de la muerte de Hitler". Stalin dijo: "No está muerto: seguro que escapó a España o Argentina".
El número de la revista The Plain Truth de Junio del 52 se titulaba «¡Hitler puede estar vivo!» .
El artículo revelaba que en 1940 el Reich Alemán comenzó a trasladar un
ingente número de maquinaria al Polo Sur con el objeto de construir en
un continente desconocido una estación secreta, un nuevo Berchtesgaden para el Führer.
El informe continuaba explicando cómo los técnicos vaciaban un monte entero en la Antártida
para construir un nuevo refugio completamente camuflado, en un
continente más grande que Europa a 9.000 Km de África, 3.000 Km de la
Tierra de Fuego en Sudamérica y 7.000 Km de Australia.
Hacia el quinto día de la caída
de Berlín, se encontraron unos restos calcinados envueltos en tela en el
jardín del búnker. Se formó una comisión de médicos, denominada
comisión Autopsia para estudiar tales restos. Analizando la
dentadura de Hitler y comparándola con la dibujada por el ayudante de su
dentista personal, ambas coincidían a la perfección. Al final la
autopsia estuvo amañada.
La revista Bonjour y el parisino Le Monde tenían artículos sobre la huída de Hitler al Polo Sur. El almirante Doenitz en 1943 declaraba: "La flota de submarinos habrá amarrado en algún punto del Polo, en algún punto paradisíaco". Aunque no decía dónde, Bonjour
señalaba que en 1940 ingenieros nazis habían comenzado la construcción
de edificios capaces de soportar temperaturas de 60 grados bajo cero.
Por otra parte, es cierto que los
archivos sobre Hitler, que están en manos de los rusos, siguen
clasificados y como uno de sus secretos mejor guardados, casi 60 años
después.
Los restos de lo que se pensaba
eran Hitler y Eva Braun fueron enterrados en un bosque cercano a Buch, y
al final fueron inhumados en la ciudad de Magdeburgo. Lo que es cierto
es que ambos cadáveres fueron enterrados y exhumados sucesivamente por
las Smersh por lo menos en unas tres o cuatro veces, siempre de noche.
En el programa As it happens
del 17 de septiembre de 1974 en la Televisión Canadiense, el Dr. Ryder
Saguenay, cirujano dental de la UCLA, dijo que Hitler había ordenado un
avión especial (posiblemente un Arado Ar-234) para abandonar Berlín con
todos los registros médicos y dentales y radiografías de los más altos
dirigentes nazis hacia un destino desconocido. De ahí que los registros
dentales que se usaron para identificar el posible cadáver de Hitler se
sacaran de la memoria de un asistente dental de Hitler que más tarde
desaparecería.
Con la Glasnost en Rusia y al principio de los 90, los protagonistas de la Smersh
que participaron en los enterramientos y desenterramientos de Hitler
decidieron contar su secreto al mundo. Fueron conducidos de Rusia hasta
Alemania y señalaron el punto exacto del último enterramiento del
Führer. Pruebas realizadas con un radar terrestre localizaron dos
objetos anómalos en el subsuelo, en el mismo sitio donde señalaron los
ex-oficiales rusos, hoy un abandonado taller de coches. Las excavaciones
que se llevaron a cabo tan sólo dieron con un hueso, y no parecía ser
humano.
El editorial del diario Zig Zag
del 16 de enero del 48 de Santiago de Chile aporta nuevas evidencias.
El 30 de abril de 1945, el capitán de aviación Peter Baumgart llevó en
avión a Hitler, su esposa Eva Braun y unos cuantos leales del aeródromo
de Tempelhof al de Tondern en Dinamarca. Desde allí tomaron otro avión
hasta Kristiansund en Noruega, desde donde embarcaron en un convoy de
submarinos hacia rumbo desconocido.
En 1993, en uno de los archivos de la KGB en Moscú, se permitió filmar
por primera vez, y con un permiso oficial, uno de sus secretos mejores
guardados. Cuidadosamente envuelto en un papel, mostraban al mundo
restos de lo que dicen es el cráneo de Hitler. En el cráneo aparece un
orificio de bala, según el cual Hitler se habría disparado en la boca,
pero la historia oficial es que Hitler se disparó en la sien...
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Por otro lado, ¿por qué los rusos
mostraron tan sólo un fragmento de cráneo? Una prueba de ADN
solucionaría con casi total certeza las dudas sobre si ese fragmento de
cráneo es o no de Hitler. Si los rusos afirman su autenticidad, ¿por qué
no se comparan las muestras de ADN de ese fragmento con muestras del
ADN de parientes de Hitler muertos?
Lo que a Hitler sí que le
importaba y sí que quería evitar a toda costa es que se produjeran
hechos como los que le ocurrieron a Mussolini y Clara Petacci una vez
muertos, cuando sus cuerpos fueron llevados al Duomo de Milán y
allí estuvieron colgados varios días y noches para que todo el que
pudiera acercarse escupiera.
La
existencia de planes de huída está clara con sólo tener en cuenta a una
figura tan clave como desconocida de la Segunda Guerra Mundial: el
General de la SS Heinrich Müller, jefe durante todo el tiempo de la Amt
IV (Gestapo) y a quien por eso se conocía coloquialmente como Gestapo Müller.
El o los planes que hubiera para una posible huída de Hitler seguro que
estaban bajo su directo control, y hasta posiblemente diseñados por Gestapo Müller.
Se sabe de él que estuvo en Berlín y que visitaba la Cancillería con
regularidad hasta Marzo de 1945 cuando, como por arte de magia,
desapareció de la faz de la Tierra y nunca jamás se volvió a saber de
él. Él es, exceptuando al propio Hitler, el más alto jerarca del
Nacional-Socialismo al que ni Weissman, ni la CIA, ni el Mossad, ni la
KGB jamás echó el guante. Parece por tanto razonable pensar que Heinrich
Müller y Adolf Hitler huyeron junto a un número indeterminado de fieles
(como por ejemplo Eva Braun).
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